jueves, 17 de diciembre de 2009

No es imprescindible el “dejar de fumar”, como tampoco lo es “el dejar de sufrir”





17 diciembre 2009:


No, no es imprescindible abandonarse a las represiones del poder que por un lado recauda con los impuestos del tabaco y por otro condena a los fumadores a hacerlo en la Gran Vía frente a los grandes ceniceros que se colocan en los portales de las Oficinas, como sucede, vergonzosamente, en Azca o en las puertas del Hospital de La Fe en Valencia.

Yo ya he dicho varias veces que no fumo, (lo dejé hace ya algo más de ocho años, cuando fumaba más de 100 al día), pero no me gusta que quien dice va a dejar de fumar, no lo haga y además nos repita, eternamente, que algún día dejará de hacerlo. Si quieres fumar, pues fuma, y si fumas poco, mucho mejor, pero no te engañes, haz lo que creas que tienes que hacer y no molestes a nadie con ello. Esa fue mi decisión y la llevo a feliz puerto hasta la fecha. No obstante, como los toreros dicen de su digno oficio, se es fumador hasta que se muere, y no necesariamente por ello. Por eso mismo creo tiene mucho mérito ser torero y mantenerse retirado de las plazas.

De todas formas, es bueno saber lo que hace el tabaco con nuestras “cosas”, para ello ahí va esta nueva información:


Las huellas del tabaco y de la luz ultravioleta están en los miles de cambios hallados en los primeros genomas completos del cáncer de pulmón y de piel


 

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