30 marzo 2009:
Empiezo con una nueva aventura "tertuliteraria" por ”lc”, cuando aún no me repuesto de la GRAN cantidad de “redondas sagradas” recibidas a cuento del Post al canto a la tierra que ya le cantó Nino Bravo de esta madrugada “….pero Enrique como dices que se puede ir a América leyendo el informe del ICO que nos pones ahí” ...¿y quién ha dicho eso?, pregunto yo, ¿seguro que lo habéis pillado?. Bueno, otro día habrá más sobre eso, pero hoy toca hablar de los ahorros y su seguridad.
¿Qué hago con mis ahorros?
Esa es una pregunta que nos hicimos Maribel y yo hace ya algún tiempo cuando la DFEH me retiró de mi actividad profesional principal.
Pues bien, otr@s amigo@s, de modo equivocado, considerándome experto en la materia me preguntaban:
Enric; ¿Qué hacemos?”, “Enrique; ¿Me puedes presentar directores de Bancos y/o cajas que sean más amigos que bancarios?”, “Enrique; ¿Dónde pongo el dinero?”, “Enrique; ¿será bueno repartirlo como dice el gobierno a 100.000 € por DNI y entidad?”, “Enric; ¿Todo en IPF?”, “Enrique; A mí me han dicho que la Caixa, la roja, está muy mal”, o ese otro individuo que me abordó en el interior de un bar en Valencia, (venía de una revisión neuronal familiar), para preguntarme; “Oiga: Ud. que tiene cara de saberlo, ¿me puede decir si es mejor que saque todo el dinero de los bancos y lo ponga debajo de una piedra?”, otro me decía; “Enrique, saca todo el dinero que tengas en CAM, Caixa Catalunya y Bancaja y ponlo en Santander, Bilbao o Caixa, no te fíes de nadie más”, un exalumn@ muy “espabilad@” me decía; “Enrique, solo IPFs, vende todos los valores, FIM y FII que tengas”. Y otro aún que me dice; “Yo en los bancos ni un solo euro, no me fío, todo en la caja fuerte de casa, de casa de mis padres y en las de La CAM en La Rambla”.
Pero aún hay más, el relato más apasionante, con diferencia, corresponde a otr@ amig@ que me contaba que, al recibir una herencia, le mostraron un plano extraído de una caja fuerte en el que había grafiado, sobre una finca, los nombres y lugar de distintos árboles frutales, cada uno con su nombre, y junto al plano una nota diciendo; Manzano 100.000 €, para Pepón, Peral 350.000 €, para Lluisset, etc. Un tercer plano, en sección, determinaba que debajo de cada árbol, a 1,5 m de profundidad, había una caja con el dinero referido.
Obvio decir, por conocido, que del patrimonio inmobiliario no necesité muchos consejos ni nadie me los pidió, es esa cosa, me refiero al negocio inmobiliario, del que todo el mundo cree saber más que nadie, incluso más que cualquiera de mis queridos jerarcas de todos los tiempos, cualquiera de ellos, (que listos eran todos), y hasta más que Ignacio, el de Pinoso, que eso ya es decir mucho, más bien muchísimo.
Conseguí deshacerme, necesariamente, de todo el patrimonio inmobiliario de mi vida antes del verano del 2007, liquidado y frutos en Moscú al instante, (la leche que te dieron me dijo José Luis, el que más sabe de la Inmobiliaria de la Electricidad local; “cony”; que suerte has tenido me dijo Fran el Gipe de San Juan). Y ahí fue donde empezaron nuestros problemas; ¿Qué hacer con los frutos restantes?, esos que iban dar sustento a nuestros huesos hasta el día del último acto, hasta la jubilación, así pues, ¿qué hacer?
Pues han pasado casi dos años y todavía no se si acertamos, pero lo que más me preocupa es que todos aquellos adventistas y letrados sapientes de la cosa financiera y otros menesteres de lo sublime, nunca se definen sobre lo que hacen con “lo suyo”, con sus dineros. Solo escucho cual es el pecado y hasta quien es el pecador, pero nada sobre como no pecar, así es que lo más probable es que estén como yo, es decir, no tienen una finca donde plantar árboles frutales.
Por tanto haced lo que mejor os parezca con vuestros ahorros, seguro que tampoco acertaréis, al final se pasa del biberón al suero en un “plis-plas”, como la vida misma, nos quedamos sin nada sin que nos demos cuenta.
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