sábado, 24 de marzo de 2012

Visita de obra robada


Alicante-Gran Vía-Parque Avenidas-2002


24 marzo 2012 

Desde que me metieron a jefe, en mi primera obra, a mediados del año 70, en mi Barcelona natal, han pasado muchas cosas y a mi me han parecido muchísimas. De las malas ni me acuerdo, pero ahora, apoyado en una valla de obra, viendo como furtivos albañiles se ponen a levantar tabiques en un sábado gris, de una preciosa obra ubicada ahí, por la parte alta de la zona de la Playa de Muchavista, me resulta tremendamente nostálgico. Como, algunas veces, dice mi amigo David, sin darte cuenta, ves como pasan por delante de tus imaginarios escenarios, muchas de las cosas vividas delante y alrededor del mundo del ladrillo. Recuerdo cuando en el 78 me dieron a construir las 344 viviendas que hay detrás del Colegio Agustinos de Alicante que el buen amigo y mejor arquitecto que era y es, Juan Antonio García Solera, me dieron para ello, desde el promotor, que era CALPISA, una contrato leonino que abarcaba la definición exhaustiva de todas y cada una de las unidades de obra, pero, por contra, el soporte gráfico no pasaba de ser un Proyecto Básico. Con ello teníamos unas sabrosas sesiones técnicas con Juan Antonio y su Ernesto Bovet y compañía, en la que definíamos todo el proyecto a nivel de detalles constructivos, materiales y calidades, cuerpo a cuerpo. Y, ah, aquellos almuerzos de obra, aquellas visitas de obra …

Pero ahora, y de eso hace ya mucho tiempo, ahora ya no se hacen las cosas así. Cuando llevaba un rato apoyado en la valla y con cara de fijarme en lo que hacían, ha venido uno a verme, con casco rojo, para preguntarme si quería algo y antes de contestarle y acordándome de mis juveniles y lejanos años golfos, he dado unos pasos hacia adelante y le he cogido el casco blanco que el hombre llevaba en la mano. No entraré en detalles, pero lo he pasado bomba, me he recorrido toda la obra, he preguntado, he puesto pegas y hasta les he dado alguna recomendación sobre seguridad, todo ello en la planta baja pues en el montacargas, que queréis que os diga, me ha parecido una temeridad subirme.

Claramente se han confundido y yo me he dejado llevar. Posiblemente nunca nadie sepa que he estado allí. En las obras de hoy no manda nadie, nadie es de nadie, como el dinero público, ni nadie sabe muy bien quien es Jefe, quien es el Arquitecto o quien sabe si ese del casco blanco es del Organismo de Control, a quien narices le importa, al final, ellos se entienden con su jefe, el de la subcontrata, que los trae y lleva en una furgoneta a su pueblo y a su jefe alguien acaba citándolo un día para medir y con ello pueda emitir una factura que, tarde o temprano, acaban pagándole. Tienes la impresión que la obra es menor de edad, seguramente mas que nunca, que no tiene muchos padres, ni parientes y que, seguramente por ello, oigo a mi vecina, pared en medio, echar alaridos sin control desde su cama con el mismo ruido como si lo estuviera haciendo desde la mía o quizás por ello, también, el suelo del garaje tiene mas grietas que las alas de los A380. Esto no es como era, será peor, no lo sé, pero eso es lo que parece, lo mismo que le parecía a aquel viejo encargado de obra que tenía yo en Santa María de Barbará, haciendo un Colegio en el 77, y ya me decía lo mismo: No lo sé, Enrique, no se a donde llegaremos con esta falta de oficio.

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2 comentarios:

  1. Como nos gustan estas cosas! y si encima las escribes y las describes tan bien, pues miel sobre hojuelas.

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    1. Un abrazo, Alacantí, hay cosas en las que somos almas gemelas y eso para mi es un honor.

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