martes, 22 de mayo de 2018

La Estupidez del Bipedista pensante


Fotografía de Sergio Larrain

22 mayo 2018

Cinco días sin salir a mis cafetulias es algo para morirse.

No poder salir a tomar café porque el esqueleto esté en el dique seco, es un castigo que solo merecen aquellos que hagan cosas muy malas o se dediquen de lleno a la política, que puede ser lo mismo.

Sentarse en las mesas del copeo de las largas noches tertulianas de los viernes es algo tan vital y necesario como leer un periódico, comerse un arroz en Casa Pepe o morirse mirando al mar. Ves como pasa la vida, especialmente la de los demás a tu alrededor y solo puedes asombrarte al observar, casi continuamente, que la estupidez humana es algo innato en la especie bipedista pensante.

Ves, en esas largas noches de charla al ritmo colabacardiano que convenga, muchas y muchas de las cosas que  hacen a la hora de agudizar y extremar las emociones, los que tienen que buscar, necesariamente, alguna relación humana que les permita levantarse al día siguiente con la sensación de que le han ganado la batalla a la vida. Tampoco son todos los que la buscan de modo desesperado, pues hay tres grupos para ello:
  1. Los que tienen pareja
  2. Los que tienen pareja, pero la dejan en el estanque y solo buscan agudizar, afilar  y probar sus infieles artes de pesca
  3. Los que ni una cosa ni otra y además la que tenían ya la han perdido de forma estúpida, seguramente, pues si no fuera así ya no andarían por allí.
Los primeros nunca son noticia, aunque sean la mayoría, de los segundos, hay tantos, que no conviene descubrirlos ahora, pero los que dan pena, o risa, son los terceros. Vaso tubo en mano, mirada desperdigada y conversación pegajosa y edulcorada en exceso dependiendo de la edad, a mas edad mas dulce, y eso sí, aire de suficiencia y de felicidad parecida a la que llevan siempre todos los Jefes y Directores cuando le hablan a los clientes delante tuyo. Son los que más hablan, saben de todo o lo intentan hacer ver, y si en la mesa hay algún divorciado/a, entonces la cosa se pone de un estúpido solo superable por alguna selecta tertulia televisiva de lo social o de lo rosa.

La estupidez se eleva a la máxima potencia cuando ves que ellos, (los del grupo 3), se esmeran en lo de quedar bien con el pago de las copas, de las entradas, de llevarte a casa y hasta de dar estúpidas propinas a cualquiera que se acerca por la mesa aunque sea para traer hielo o a preguntar por el “nosequé” de siempre. Son buena gente, son gente que tienen roto el libro de familia por la primera página, pero son buena gente, intentan serlo y hasta, a veces, lo consiguen. Se creen recuperar la página perdida pero no es cierto, solo han puesto un parche en la agenda de su desdicha y que al mínimo abrir y cerrar se vuelve a romper sin llegar a guardarlo.

La estupidez la veo donde nunca he entendido, ni entenderé, que esa sea la forma obligatoria de consumir una vida cuando la soledad bien compartida no es motivo para desperdiciarla en banalidades estúpidas o en copeos sensoriales de aproximación festera sin sentido alguno. El logro sexista, o de un momento de sexo,  solo conduce a alimentar aún mas la ausencia de comunicación interpersonal que tanto abunda en esa especie perdida y que tanto encuentro en las noches de mis tertulias.

A uno de mis amigos, al que contaba esta historia la semana pasada, me vio escribiendo este inacabado post, lo leyó, me miró a los ojos y me dijo:
“¿Pero que coño estás contando, Enrique? – Despierta, eso no es así, nosotros vivimos de PM, no tenemos que aguantar a nadie, ni nadie nos chupa la sangre, cuando mis hijos quieren algo, ahí estoy yo para ayudar, pero a mi nadie me ata, ni me atará nunca más – No somos los pobrecitos desgraciados esos que pintas, ni los que pagamos las copas por que sí, nada de eso, nosotros tenemos nuestros métodos para calentar nuestras largas noches de soledad, unos y otras, y a ninguno se nos ocurre preguntaros por la cara de estúpidos que hacéis los muy enamorados de toda la vida – Déjanos en paz, somos gente del montón, sí, pero somos felices y, además, no tenemos que demostrárselo nunca a nadie, o sea que de todo lo que cuentas no te creas nada, y no sufras hombre, que estamos muy bien así, sin nadie que nos diga todo lo que tenemos que hacer cada cinco minutos, vive la vida y deja a la gente en paz, hombre de Dios”
Ante tal bronca, pensé que nunca escribiría este post, pero al final, al leer hoy un viejo artículo sobre el Paga Fantas, me he decidido a colgarlo.

6 comentarios:

  1. Supongo que lo ideal sería que nos lleváramos bien con nosotros mismos, ya que vamos a ser la persona con la que vamos a compartir hasta nuestro último suspiro. Sobre esta base una pareja con la que tejer complicidades y unos pocos amigos que sepas que están al otro lado del teléfono, genial. Un abrazo y encantado de volver a visitar tu blog!

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    1. Tienes razçon mimarzgz, nadie como nuestro propio yo para llevarnos bien con él. Parece fácil pero, al parecer, no lo es.
      Un abrazo y yo también me alegro de verte activo, otra vez.

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  2. ¡Leche!, qué bien dices lo que quieres decir.

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    1. Vaya, lo has conseguido, TYracy, me he puesto colorado como un tomate.
      Gracias

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  3. querido Enrique yo no pude pasar de esa foto...

    si querés que te lean bien no podes poner esa belleza ahí adelante!!! ja....

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