martes, 10 de octubre de 2017

Protuberancias corporales y la crueldad de la mancha hostil y delatora



Pintura de Fabián Pérez


10 octubre 2017

Disculpadme si esta bloguería, (entrada, post o como le queramos llamar), suena a guasa, pero no, nada tan serio de contar ni hay mensaje mejor que hoy os pueda dar, especialmente a todos aquellos a los que la protuberancia abdominal es ya algo más que llamativa.

Había dejado la camisa en la silla para evitar manchármela en esa liturgia propia de los barrigones, claro, … me decían ... “Luego tienes que ir al médico, pues lo mejor es que me quite la camisa, no sea que te la manches”. 

Pero el barrigón lo es por algo, sí, antes me manchaba la corbata cuando iba de farra empresarial a discutir nosequé con algún contratista amigo del Conse/Deleg o del Presidente y ahora, por contra, me mancho la camisa cuando el goce de la fiesta de encontrarte con un amigo produce ciertas dosis de polvo de endorfinas, que es lo más parecido a ese momento cuando a un hombre del neardertal contemporáneo se le calienta la delantera del pantalón y se le enfría el cerebro. 

Por eso, ahora, en ambientes caseros controlados por los agentes, donde el amor conyugal hace que “la pasión se confunda con el supercontrol”, me quito la camisa y me evito la bronca sentimental de siempre … “Pero mira como comes, Enrique”. 

Pero a pesar del gesto resulta que no evito el mal, no, la mancha se cae a la parte oronda pectoral y, como se confunde con el color morenazo de mi piel latina, zas, al poner la camisa sale la mancha igualmente, pero esta vez la mancha se produce por dentro. Increíble ... y cruel, muy cruel.

O sea, conclusión: Si eres barrigón y no ganas para tintorería y para el desamor que eso produce en tu querida de toda la vida, evita las manchas, quítate la camisa al comer, sí, si estás en público ponte una enorme servilleta por todo el pectoral desde el cuello hasta la cintura o lleva en el bolsillo un traje de buzo, (lo que más fácil te sea de llevar), y si estás en casa quítate la camisa pero, ah, luego límpiate la barriga con una servilleta húmeda o algo así, sí, como esas que se usan para limpiar el culito de los nenes. Subirás puntos ante el personal querido de tu entorno y aumentarás tu autoestima y eso, sin duda, a cierta edad es tan necesario como vital.

No es ninguna tontería, a mi me está funcionando, he perdido imagen pública y familiar, eso está claro, pero he ganado en ausencia de reproches y en el gasto en tintorería ... que ya era un pico.


 
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2 comentarios:

  1. Que hay que ponerse babero, se pone. Oye y la protuberancia, como la llamas, ha costado lo suyo, habrá que protegerla...digo yo. La conclusión no es la tintorería, es más simple que todo eso..."el hábito no hace al monje" Seguirás siendo Enrique, ese tío genial que anda por casi todos los rincones de internet...¡anda que no! Feliz martes.

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    1. ay, Amiga Paz ... Gracias, ya me siento mejor y, como no, la,autoestima a cien.
      Feliz martes

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