Imagen de Pepa Hristova
31 julio 2014
A mi Madre, un buen día, allá por los cincuenta y muchos, saliendo de destrozar, con mis amigachos callejeros de toda la vida, puertas y persianas en el Pasaje San Pablo de mi Barcelona natal con una pelota de fútbol hecha con periódicos y gomas de atar, le dije, más o menos, una vez reposé unos segundos, tras subirme de un tirón los 48 peldaños que me levaban a mi querido hogar: “Mamá, me ha dicho Joaquín que la escasez y la necesidad, hace aflorar el verdadero valor humano y la bondad real, de las personas” – Mi Madre, se agachó, me cogió por los hombros, me miró a los ojos, como hacía siempre, y me dijo; “Enric, espero que no tengas nunca que comprobarlo, pero dile a Joaquín que tiene razón”. Hoy, más que nunca, me acuerdo de aquél día.